viernes, 30 de diciembre de 2016

Memorias introspectivas de cada fin de año

   

    Sabes que jamás aprenderé los valores básicos con los que se rige un dogma o con los que se rija una omnipotencia, no voy a respetar mis orígenes, no voy a sentir honor, no seré una mujer apta para los roles de esposa, soy un ser incorregible, te juro que en días como estos, en meses tan extraños y solos como diciembre, quisiera sentirme corregible, ser un molde húmedo de masa amigable a la voluntad correcta, aquella que me diera la paz y llenara mi necesidad social, la cual desprecio por no saber llenar, pero eso no me exenta de ser lacerada por mi propia humanidad inherente a la aceptación de los otros.

     Ahora, te confieso que con cada año tengo mayor dificultad para recrear ese positivismo sintético que alguna vez alimenté al tratar de alcanzarte, he hablado con algunas personas que dicen conocerte, todas ellas coinciden en que mi maldad no es parte de un diseño y que mi iniquidad podría ser este oscuro pesimismo, la inadaptabilidad y falta de tacto en mis pasos, todo esto de lo que no me puedo deshacer no es parte de un diseño.

    Te confieso, es más duro arrancármelo con cada día que he llegado a pensar que me estoy arrancando el corazón y has pretendido dejarme así.




    Cuando veo a los demás hablar de un buen deseo, de la fe en que todo estará bien, creo que son un poco idiotas, bueno, dicho con más tacto recuerdo como yo pasé por ahí tantas veces pretendiendo que ese juego tonto del positivismo se me podía incrustar en las entrañas, veo como tanta gente lo sigue haciendo en su mierda indecencia, y sí, los juzgo, porque ni siquiera rozan esa luz de la que todos hablan casi por inercia, estoy cansada de la inercia, de los significados universales que todos utilizan sin comprender en absoluto.

    Estoy cansada de tener buenos deseos sin importar que tan hija de puta pueda ser en realidad sin darme cuenta de ello (como lo veo en los demás y que francamente en algunas ocasiones siento pena ajena de que ellos mismos no puedan verse -al tiempo que yo tampoco puedo percibirme-).

    A pesar de estar agotada de la interacción común, porque admito suelo disfrutar mi soledad, yo quisiera ser parte, quisiera estar llena o talvez más vacía, no quiero juzgar como me encuentro porque realmente no lo sabemos.
Con los años he quemado mi cabeza lo más que ha sido posible hasta he logrado rechazar mi creatividad artística, no la quiero, la estoy dejando morir, sin palabras, básica, minimalista, pero al despuntar una que otra noche tengo que hablarlo contigo o con hojas de papel, eso significa que no he llegado, que no me lo he arrancado, quiero una vida común, quiero estar lejos de mí.

    Sin embargo, a pesar de tanto desmembrarme y ser tan agresiva conmigo misma, esto es en realidad una plegaria, disculpa, nunca aprendí la forma correcta de hacerlo, como el 99.9% de los actos universales, como el respeto a los semejantes, el honor a la sangre y la familia, ayúdame a encontrar a las personas correctas, soy un poco más consciente que el idiota promedio de mis limitaciones titánicas y por eso te pido que ante cada prueba de vicio emocional o corpóreo me des una red de apoyo que no me permita ensimismarme en mi crudo y repetitivo reaccionar, tengo un grado elevado de conciencia que de alguna extraña forma me lleva a un desprecio irreal, siento que estoy constantemente tocando la verdad a la vez que esta me ciega y me hace incomprensible en la vida diaria, por eso, porque me conozco en lo desconocida y forastera que soy en mi propia carne, estoy pidiendo más que un despertar, al menos una vara, una persona, una palabra de la que uno se pueda aferrar durante todo el año que viene sin bacilar, sin tener que mutar en la inseguridad de una nueva ideología equivocada, ayúdame a conservarme o reanimar lo que ya ha muerto en mí, repito, quiero estar lejos de mí, muy lejos de donde estoy ahora aquí conmigo.